Es una noche de verano, casi de luna llena, las temperaturas oscilan considerablemente del día a la noche. Y con la misma relación, pero totalmente a la inversa lo hacen los grados de mi cuerpo. Ahora el termómetro anuncia 37.28ºC, los microbios patógenos van ganando la partida a los lugartenientes de mi sistema inmunológico. Aún así, los linfocitos B y T siguen luchando todos unidos por una misma causa. Esto solo sucede cuando las cosas se ponen feas, todos comparten un único objetivo y su unión hace la fuerza.
Evidentemente esta batalla no es como para alarmarse, pero mientras dure, el sueño se ve alterado y por eso no consigo dormirme cuando el reloj indica las 2:03 de la madrugada.
Además mi frente y el entorno de mis ojos parecen maquillados de rosa carmín, ¡espera! Ese término lo utilizan las mujeres, pero me refiero al rojo. ¿De qué color es el rosa carmín? Bueno, eso poco importa...
Podría seguir describiendo como me siento, describir el color de la flemas, como si estuviese ante el médico de cabecera, o decir que me notaba más cansado y sofocado de lo normal cuando fuí a entrenar, pero lo cierto es que nada mejor que una imagen para que veáis como me siento. (Una imagen vale más que mil palabras):
P.D: Lo mejor en estos casos es beber mucho líquido y como también he hecho hace poco, pegarse una ducha templada para ayudar a bajar la temperatura. ¡Ahora me iré a la cama y trataré de recuperarme! Mañana es peñas...
Creo q lo mejor es que bebas un barrill de cereveza y ahogues los microbios.jeje
ResponderEliminarVaya Homer ha escrito en mi blog!!! Pues que sepas que no tendré que utilizar tu metodo porque me encuentro bastante renovado.
ResponderEliminarEso si, esta noche quizá beba un barril de cerveza de todas formas jajaja.
Me gusta la foto y la cerveza jeje!!
ResponderEliminarA mí solo la cerveza.
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