Muchos son los que dicen que el ciclismo es lo más duro que existe y pocos los que lo niegan, pero todavía menos los que se ríen al escuchar este comentario. Uno de ellos es Ludo Dierckxsens, un ex-ciclista profesional, cuya historia me gustaría que conocieras porque es un gran ejemplo de superación y lucha.
Nuestro "amigo" de apellido impronunciable, fue corredor profesional hasta los 41 años, una edad tardía para seguir compitiendo en un deportista de élite. Pero este hecho tiene una explicación lógica. Dierckxsens pasó a profesionales en 1994 el año que cumplía los 30. Algo inaúdito en este deporte, pero de nuevo, este hecho tiene otra explicación. Y es que resulta, que nuestro "amigo" belga, hasta entonces estuvo trabajando para sostener a su familia, hiendo y volviendo a casa en su bicicleta todos los días después de su duro trabajo. Él era minero. Ahí se forjó seguramente su espíritu de sacrificio, su gran fuerza que le permitió (a pesar de la edad) conseguir cosas tan importantes como un campeonato nacional de su país (Bélgica) y una etapa en el Tour de Francia (ver foto).
El director deportivo de un equipo profesional, le vió andar en bici en alguna carrera de aficionados y desde entonces supo que tenía madera de ciclista, y tanto diría yo. Total que cuando le decían que si era duro el ciclismo, evidentemente, este se echaba a reír y se justificaba diciendo algo así como "trabajar en la mina durante todo el día si que es duro".
Hasta aquí la peculiar historia de este singular ciclista que se ha ganado la simpatía de todos, no solo por su aspecto siempre sonriente, sino que también por toda la garra y fuerza que le ha echado a un deporte que se nutre precisamente de este tipo de ciclistas. Desde luego, tiene un mérito enorme llegar donde Ludo ha llegado, y seguir imponiéndose a las nuevas generaciones de su país, y de ahí que haya decidido hablar de él.
Un ciclista como hay pocos y cada vez menos.
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