El hombre que representa los mejores momentos, y es que su dominio este año en las clásicas y en otras muchas etapas ha sido aplastante, en su palmarés han pasado a engrosar las listas de éxito clásicas tan importantes como; Monte paschi Eroica + Amstel Gold Race + Flecha Valona + Lieja-Bastón-Lieja + etapa del Tour de Francia + Clásica San Sebastián + Campeonato de Bélgica en carretera y contrarreloj + 1º puesto mundial 2011.

La victoria del corredor vasco en el Giro de Italia representa una apoteósica etapa de casi 8 horas pedaleando, 230 kms por 8 puertos de auténticos colosos como el Mortirolo y con final en alto en Gardeccia.


Mientras que el pelotón entero se centraba en la rueda trasera del 'expreso de Berna', Fabian Cancellara, una fuga de varios corredores avanzaba km a km hacia la línea de meta de la clásica, la París-Roubaix. Seguramente para Vansummeren ganar aquella carrera, hubiese sido un sueño. Pero aquel día, uno de esos fieles gregarios que todo líder desearía tener obtuvo la gran victoria de su carrera. Y atacó muy lejos de meta, hacia palanca con su gigante estatura sobre la bicicleta para pasar botando lo menos posible sobre los adoquines que se aliaron con él, para dejar atrás a sus rivales. Al cruzar la meta, Vansummeren pidió la mano a su novia y esta muy emocionada, aceptó.

Eso fue lo que necesitó Contador para ganar el Giro d'Italia, la otra pierna simplemente era para acompañar y no caerse de la bici cuando se bajase de ella. El dominio fue aplastante y superior a cualquiera Gran Vuelta que haya ganado anteriormente.

Los duelos del corredor cántabro contra sí mismo, en la primavera del 2011, cuando retirado parcialmente del ciclismo por depresión, logra reponerse y continúa compitiendo. Posteriormente en la Vuelta a España, renace lo mejor de él y se bate a duelos primero con los supuestos líderes de su equipo (Sastre y Menchov) y pasa a pilotar el Team-Geox y más adelante los memorables duelos, agónicos en muchos de los casos contra Chris Froome. Su fuerza en la subida del Angliru, es sin duda alguna su momento ciclista.

Aunque no fuese algo bueno, el atropello sirvió para echar de la caravana móvil a un 'señorito que simplemente le apetecía darse una vuelta por la carrera sin haber conducido nunca en tal evento' poniendo en riesgo el físico de aquellos que acabaron con sus huesos contra el asfalto. Flecha le denunció y se mostró muy indignado ante una oportunidad de victoria que no pudo disputar, aquel día la fuga llegó a meta, el mismo día que Voeckler se pondría líder hasta la antepenúltima etapa. Hoogerland demostró una vez más la madera de la que están hechos los ciclistas, y es que con el culo al aire (literalmente) se levantó y siguió entre lágrimas. Los puntos sobre su piel, fruto de un enorme alambre de espinas que le abrió la carne de sus piernas y su trasero, quedó tan destrozado como él.

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